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Un desgarro anticipado


Un desgarro tan intenso. El cruzar las puertas de la realidad abordó las ilusiones falsas e imposibles de tus ojos. Del otro lado de la mesa la vista se ablanda, se cansa y se cierra. Tan lejana esta tu figura, con cada elemento que la rodea, que no parece lo cerca que en realidad está. Las palabras vanas son cómplices de esa que no se pueden decir, de esas escupidas antes y que hoy son la antesala al desagarro de ayer. La música suena y los ojos intentan encontrar una mirada que cambie el curso del inevitable desgarro, de la desilusión. 
No pudieron reencontrarse, no debía ser o no quisieron que sea. Para el caso el desgarro ya estaba presente. La tensión disfrazada de calma, dos silencios haciéndose ajenos, y el peso de saber más allá de la curiosidad del resto. 
No fue el humo, no fue la pócima dorada, ese sabor amargo de la vuelta fue el vacío.

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