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Háblame


Ellos ya están adentro, en un encierro obligado. Afuera la tierra se inunda con cada gota de lluvia. Adentro, alrededor del calor de un fuego tímido ellos se miran, se observan, se adivinan en los silencios. 

No sienten miedo, hace rato que dejaron las chozas de hojas y levantaron otras de joven madera firme. No padecen el tedio, a las sombras platónicas ya las conocen. Con gestos, a lo que sería una ventana, despiden al atardecer, y entre bailes le dan la bienvenida a la noche. Las reservas de comida coronan el claustro.

Las brasas son avivadas. El fuego crece. Entre ellos hay ellas también. Se miran, se observan, se ríen, y con el pasar de las horas se empiezan a pensar. La mirada fija, los ojos unos con otros, sus pensamientos parecieran querer gritar. 


Junto a un dolor punzante de cabeza, un nuevo dolor experimentan. El sangrado brota de los labios al mordérselos. No más bailes, no hay más comida, sobra la lluvia, el calor aumenta. Juntos padecen un nuevo estado, el nervioso.

Bajo la tensión del momento, de ese único momento, el silencio se sabe vencido. Aún creen estar pensando, pero sus oídos no les dicen lo mismo. Una de ellas se levanta y avanza sobre uno de ellos.

"¿Por qué me estás hablando?


¿Vos nunca me habías hablado?

¿Qué estás pensando?

¿Qué estás sintiendo?

¡No quiero que me hables!"

Ese, uno de ellos, observando el nuevo día como un despertar, mueve sus labios.

"No tiene que ser así, a partir de ahora lo que tenemos que hacer 
es asegurarnos de seguir hablando."





* Foto: Arte del tema Keep Talking, 
del album The Division Bell, 
Pink Floyd

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