Al pasar por su costado la mano en su cara deslizó, con su cabeza él acompaño el movimiento como si quisiera atrapar es momento para siempre. De espaldas su rostro no podía ver, pero el calor de los dedos al oído le confió su nombre. El gesto no culminaba, sentimiento que perduraba como si lograse hacerlo eterno. Como oscura lluvia de invierno por su hombro olió sus pelos, entre sus cejas advirtió sus lágrimas y sin la incomodidad de las palabras, labios sobre labios, se refugiaron. Lágrimas que no entienden de su existencia. Sentimientos revelados que humedecen jóvenes intenciones condenadas. Puerta abierta a la locura por tratarse de simples imágenes, deseos de un frío cuerpo en la corta noche del letargo de los cien días.
Vaya, cuanto sentimiento....que intenso...
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
Prosa poética! Mmmm, muy interesantes tus palabras... Muy intensas.
ResponderEliminarMe encanta el relato corto, expresar mucho con poco contenido. Veo que es lo que tú haces. Genial!
Un saludo!
¡Me encanta! Hay que fomentar a los pequeños escritores como nosotros ;) Y precisamente por eso, te acabo de nominar a los premios Darder.
ResponderEliminar¡Un saludo!
http://losotroscuentos1000y1.blogspot.com.es/2014/08/premios-dardos.html