Miles de aplausos vanos, sombrías
caras agradecidas, presionadas esperanzas sobre su espalda. Falta sólo tiempo
para que lo traidores lleguen, ya sus cabalgatas la tierra hacen temblar y sus
murmullos empiezan a molestar a perturbables oídos. En el final del festejo sin
razón una mirada se aleja y espera, a su alrededor pocos son los que van a
quedar. Prepararse, adelantarse, e identificar cada foco que enciende el fuego
que lo tratará de derribar. El peligroso juego que emprende es el único que
conoce, las caretas del baile están listas para caer al igual que el velo de
las nuevas viudas de la confianza. De cada paso, cada palabra, cada gesto que
su cuerpo esgrima verá como esos ojos se agrandan y su valorada lealtad se
debilita. Entonces ese será el día en que entre lágrimas de piedras y el grito
de miles de truenos la tempestad lo ponga a prueba, es ahí donde sabrá si su
mano ha de temblar.
Comentarios
Publicar un comentario
#ComentarEsParticipar