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Señal

Contemplación. Un abrazo que abrigue el frío del pensar. Una caricia que repare aquello que se rompió o que al menos creo roto. Una palabra. Una fogata encendida que apruebe a la distancia. Esa palabra silenciosa que pueda interpretar la tormenta. Las gotas que no caen de la lluvia son las que más perduran. Sólo una señal. Un mensaje que ponga en acción ese abrazo que habla de que aquello no fue en vano. Caminar con la soledad cómplice para seguir y sentir.
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Angirû

Construye con sus manos desde que llegó al país, viene de una nación donde el día de la patria es el mismo día de la madre.  A simple vista parece alguien que viaja con calma, pero lo cierto es que siempre está apurado y preocupado. Baja y sube de su camioneta cientos de veces al día, yendo de un lugar a otro, a veces por trabajo de obra en obra, pero otras veces por urgencias de la desigualdad que le duele.  No es de hablar mucho pero su presencia dice mucho más.  Usa el silencio para poder escuchar y observar. Sabe más que nadie que el tiempo no cura pero logra reconciliarse con nuestros dolores.  historia familiar lo puso sin quererlo en un lugar de referencia en su barrio, cuida a sus vecinos y hace que se cuiden entre ellos. Detrás de esos pequeños anteojos hay un hombre al que le arrebataron un hermano, recuperó un sobrino, y camina con pasos firmes cargando en una de sus manos herramientas de trabajo y en la otra compromiso y solidaridad.

Fuera

Buscar un lugar donde habitar, donde volver a sentir lo que es un hogar. Un desafío difícil de elaborar. Sí tenes suerte los planetas se alinean y te la jugas como si tuevieras un poder divino para tratar de conseguirlo. Una cueva nueva donde esconderse. Pasan meses, viajes y semanas hasta que llega el día. Haces arreglos, limpieza y buscas tus bártulos para nunca más volver. Ya nada queda de esa originalidad del tiempo. Ahí donde la vida se comparte la dejas al salir a la vereda. No hay preámbulo, síntesis ni saludo. Sólo silencio.

14

No, no es como imaginaba. Hace unos días revisaba documentos viejos y ahí estaban otra vez. Dos escritos que nunca publiqué casi como esperándome a que en este momento los encontrará. Los muy indeseables pero persistente supervivieron a estos años, muchos años de no escribir aquí, de no escribir.   Aquellos momentos expresados no parecen haber tenido apuro. Tan sólo esperaron. Este preciso instante en que sus líneas vuelven a ser tan similares a esta realidad. Los maldije con una sonrisa. Al llegar me di cuenta que donde había dejado esa letras, fue en una cueva, en ese mismo antro donde me refuguié durante otro destierro.

1.1

Contrariedades entre impulsos contrapuestos del querer, no poder y esas escasas palabras escritas de silenciosas voces.

Suposiciones

Esquivas palabras que ocultas intenciones. Conversaciones profanas y superfluas que envían mensajes, codificaciones que transitan en una comunicación nocturna que el desvelo vencido convierte en silencio. Palabras al revés que sólo una lectura cómplice entiende, donde se afirma y se confiesa.  Impulsos que se complotan para aparecer e impulsar confusos deseos. Un juego ya terminado que quiere volver a ser jugado, mientras el velo de los miedos procrea esa palabra nueva, llamada distancia. Palabras que no se dicen, en un  tiempo de esquivas edades  que miden el próximo encuentro, en que conocidas miradas superen las inevitables suposiciones.

Un juego para volver

Las palabras que fueron silencios hoy rebalsan de su mano, quieren escapar, y aunque se resista se lo vuelve a ver al caminante al costado de un nuevo camino, pero con el mismo viejo final. Desviado va por la ceguera de ese nuevo destello, tan parecido al anterior, pero con diferente color y desconocidos ecos. Entre miradas avanza, de su coraza sólo quedan añosas durezas, y una nueva pulsación que le recuerda que aún está con vida. Bajo la luna del sexto día la vio, sobre el suelo ese nuevo destello se le presentó, en un día festivo el encantamiento fue la danza de esta historia. Pronto, muy pronto, hubo silencio, y el destello se le oculto como alejándose. Devino entonces, esa fiebre que solamente el desconcierto conoce. Fue con una aparición que volvió a verla, diría para sí mismo que sus ojos la emoción reflejaban. Palabras tras palabras de esa hechicera revelada, para no decir el fémino de un mago, sintió la alabanza de iniciación a ese juego que lo obligó a volver a e

Inevitable

"Lo inevitable de las cosas mezcladas son las decisiones que hubieramos (hubiese) arriesgado"

Letargo

Al pasar por su costado la mano en su cara deslizó, con su cabeza él acompaño el movimiento como si quisiera atrapar es momento para siempre. De espaldas su rostro no podía ver, pero el calor de los dedos al oído le confió su nombre. El gesto no culminaba, sentimiento que perduraba como si lograse hacerlo eterno. Como oscura lluvia de invierno por su hombro olió sus pelos, entre sus cejas advirtió sus lágrimas y sin la incomodidad de las palabras, labios sobre labios, se refugiaron. Lágrimas que no entienden de su existencia. Sentimientos revelados que humedecen jóvenes intenciones condenadas. Puerta abierta a la locura por tratarse de simples imágenes, deseos de un frío cuerpo en la corta noche del letargo de los cien días.

Al reposar

Como esas palabras, el repiquetear de esos tambores presiona su pecho paso tras paso. Cercana población de caras desesperanzadas por donde debe cruzar, siente un ahogado festejo en la plaza mayor y a pesar de sus dudas su curiosidad lo empuja a participar. Ve caras jóvenes decididas a enfrentarse a la inmadurez de ese tiempo, se emociona a pesar de que sabe que no lo pueden acompañar. No se los explica aun sabiendo que lo seguirán, a medianoche abandona el vino del baile y por la colina menos alta corre hasta desaparecer. Murmullos infantiles siente sobre sus hombros, no esta seguro de que sean   ellos aunque prefiere que así sea y no encontrarse con su propia voz. Nunca se dio vuelta, las vocecitas no callaron, y luego de reposar en un arroyo como miedos vencidos desaparecieron. Fortaleza de esas palabras que no olvidará, que no entenderá pero siempre va a buscar, en medio del sueño sorpresivo la ve llegar y sin húmedas palabras la corona se imagina besar. Pobre héroe peregrino sólo

De momento

En el lapso que envidiaba la fortaleza de esas aguas una vieja estrella vio caer, ráfaga violenta que suicidó su luminosidad sin ningún remordimiento. Momentos de silencio sintió abrazar mientras que unas gotas de sangre por su rostro empezaron a brotar, maldijo sus heridas que su debilidad vuelven a señalar. No puede esperar aunque sabe que ese llegará, entre paredes de nieblas el camino vuelve a retomar. Dirección correcta, templanza intacta, engaños que él sólo sabe hasta que el sol seque su sangre. Otra vez estandartes y piedras, entre barros y lunas pudo ver la furia de pasiones que logran cremar los suspiros de los guerreros. Infame mundo piensa, mientras imagina gitanas y hechiceras bailando sobre su fortuna. Nunca pudo desprenderse del recuerdo del lenguaje que oculta en su dialecto la corona, maldición de estos tiempos que empujan el andar de los débiles a regalar su aparente libertad. Quema en su mente esa imagen, no va a llegar a hacerlo, o eso es al menos lo que en su cam

Evocación

El viaje lleva consigo un sinfín de contradicciones, sus perseguidores aún afilan los colmillos. Se debate entre correr o esperar su llegada. Hace dos lunas que detiene su andar, no hay cuervos ni palomas, sus protectores cada ves más lejos no le hablan, los rastreadores parecen perdidos y para peor sólo conspiraciones espera escuchar al llegar. Frente al banquete sólo negativas recibirá, bien muertos están viejos héroes con lo que puede contar. Unos pocos por la riqueza y la desnuda vanidad se dejaron encantar, sólo queda uno igual que él, o mejor dicho aun mejor que él. Sobre el muelle de rebeldes aguas debe esperar, encender una antorcha y esperar. Así no puede llegar, hordas de lobos debe convencer, hoja tras hoja a paganos dioses debe rezar, y volver a esperar. Líquidos ojos lo observan, sangre sobre sangre debe brindar, sólo ese llamado debe alcanzar.

A su tiempo

Miles de aplausos vanos, sombrías caras agradecidas, presionadas esperanzas sobre su espalda. Falta sólo tiempo para que lo traidores lleguen, ya sus cabalgatas la tierra hacen temblar y sus murmullos empiezan a molestar a perturbables oídos. En el final del festejo sin razón una mirada se aleja y espera, a su alrededor pocos son los que van a quedar. Prepararse, adelantarse, e identificar cada foco que enciende el fuego que lo tratará de derribar. El peligroso juego que emprende es el único que conoce, las caretas del baile están listas para caer al igual que el velo de las nuevas viudas de la confianza. De cada paso, cada palabra, cada gesto que su cuerpo esgrima verá como esos ojos se agrandan y su valorada lealtad se debilita. Entonces ese será el día en que entre lágrimas de piedras y el grito de miles de truenos la tempestad lo ponga a prueba, es ahí donde sabrá si su mano ha de temblar.

Recorrido

Al costado del camino miles de estandartes se elevan sobre su cabeza, pesadas marcas de viejas pisadas decoran las piedras que debe esquivar. El frío de las fogatas encienden las pupilas de aquellas sombras que lo miran al pasar, él se siente solo, pero esa soledad impuesta es su fortaleza, sabe que llegará y una vez frente a la puerta deberá luchar. Hace rato que el filo del metal lo abandonó, la hechicería aprendida se apagó, tiene en sus manos transpiración y tierra, en su cara las marcas de las heridas a las que venció. ¿Habrá algo más parecido al inframundo? Sólo sus dioses lo sabrán, no lo imagina, pero transita en cada roca sabiendo que no volverá. No tuvo despedidas, ni bienvenidas tendrá. Castillos de niebla lo llaman, voces de sonrientes muertos desean desviarlo, la perversidad femenina lo invita a descansar. El Caminante sigue, siempre seguirá a pesar de la flor y la arena, a pesar de su mar y el río consejero, a pesar siempre y a pesar de cada abrazo que nunca sentirá. Nu

Corona

Por debajo de la niebla el camino no se deja ver, el gris de esas nubes y la impenetrable luz dicen guiar pero de frente sólo la oscuridad sonríe. Nuevos tropiezos en el laberinto abren viejas heridas, por encima como nereidas ellas sobrevuelan intentando ayudar. Cerraduras atascadas confirman su regreso, sin lugar a dudas ha vuelto y sus pasos se hacen sentir. Sobre las cabezas caminará buscando los oídos con sangre llenar. La tempestad está cerca, las construcciones humanas sucumbirán y al mundo de los sueños volverán. El sujeto no resistirá y bajo su propia sombra de la soledad se esconderá. En su regreso habrá sólo una voz, el tiempo apremia pero hay tantas por donde buscar. ¿La más callada será? ¿Qué es ese murmullo? ¿Acaso grita, se esconde, o simplemente llama? Equivocada voces dirigen sus intenciones frente pétalos de piedras, centenares de truenos y varias campanadas confundirán. Buscar la voz esa es la misión. Detrás habrá una mirada, tendrá una mano, y debajo de sus pup

Mañana podría

"Mañana podría cambiar de vida,  pero no puedo cambiar de oficio,  soy mi oficio.  Si no cambio de oficio,  no puedo cambiar de vida.  Cambiar de mujer no cambia nada,  cambiar de recuerdos...el pasado no se cambia,   a menudo nos gobierna.  Hace treinta años me dieron este cuerpo   al que después se le fueron agregando hábitos, ideas,  una manera de caminar, de mirar, de comer... vengo de atrás, tengo ayer pero no sé si tendré mañana" Antonio Di Benedetto

Miradas

En los instantes de las miradas aisladas,  las lágrimas censuradas entre el aire de cada palabra,  son las interferencias de esas voces. Sonidos desesperados que gritan, relatan y susurran  inventos ciertos de simples falsedades. Detrás de las sonrisas está la verdad,  envuelta en la fragilidad de cada instante,  entre los silencios de esas miradas.

06:00 AM

En la madrugada del susurro las palabras engañan, y no se olvidan. Las traicioneras intenciones oscurecen los rostros hasta desconocerse, hasta dormirse, sin que el desvelo engañado se percate de un sueño compartido en la cercanía de la distancia.

Inevitable esperar

En aquella ilusión de esperar las palabras que oímos a diario volvemos a caer, al levantar la vista nos vemos,  al mirarnos ¿nos vemos? En el caminar sobre miedos ajenos, entre los silencios de cada palabra que ofrecemos, es inevitable los propios recordar. Cuantas veces pensar, volver y revisar. Nunca aprender. Siempre evitar lo construido desarmar. Entre las recientes poesías ajenas, el impulso de crear acompaña la melodía de la semana. Tu figura va dando forma, y la vibración es la distancia hasta el susurro esperado.

Esa misma luz

Apagados destellos de sueños pasados, moribundas luces que parecen regresar, resplandores antiguos que vuelven a brotar, las mismas luces parpadeantes que encandilan. Que marean. Que atrapan. Pendiente  despedida, de esas esquivas miradas.
“Tengo esta memoria que no deja de insistir,  en esa nostalgia de los tiempos por venir”

Bar tres

Ojos ensañados con las bolas de colores, ciegos al verde paño, encandilados por faroles colgantes. Ojos absortos ante la incertidumbre, pasillos de  dudas  nacientes . Ojos dispares, ebrios de líquidos y jóvenes sentimientos sin nombres. Ojos que se reconocen sin mirarse, perdidos en esa noche. Pares de ojos que se ven, pero sin aprender a observarse. Sobre la mesa una bola menos,  en la bandeja una botella más, y en ese par de ojos sólo la certeza de que no se cruzarán. *Foto: La mirada del ser, por M.S. (fotografía libre de retoques digitales)

Mientras en el borde